Tras un leve retraso en la salida de la comitiva desde la carretera, caballos, charretes, carriolas y tractores iniciaban su caminar hacia el paraje conocido como “Pino Cáceres”, a unos seis kilómetros del casco urbano.
Durante el pasillo matinal por la localidad, devotos y rocianeros se echaron a la calle para acompañar, guiados por el Niño del Romero, al Estandarte portado en la carreta tirada por bueyes, como viene siendo habitual desde hace casi 40 años. Ofrendas florales y momentos emotivos vividos en diversas paradas como la realizada ante la ermita de Nuestra Señora del Socorro, donde se rezó la Salve a la patrona. Los mayores de la residencia también esperaron con entusiasmo a la comitiva en la calle Cabreros, dónde se realizó una breve parada. Acompañados por la Agrupación onubense “Cristo del Amor”, los peroleros partían desde los “Cuatro Caminillos” hacia el campo.
Una vez en el paraje campestre los Hermanos Mayores; Antonia María Orihuela Mesa y Francisco Javier Villarán López abrieron sus puertas a todos los peroleros, rocianeros y visitantes e invitaron a una copa a todos los presentes. Muchas fueron las personas que no quisieron perderse el romerito por excelencia de Rociana del Condado, el de la Santa Cruz de Arriba, que pudieron disfrutar de un día espléndido rodeado de un entorno privilegiado.
En la noche, tras el breve recorrido por la localidad, la carreta, exornada de forma exquisita, destacando los detalles frutales, una vez en la puerta de la capilla despidió a todos los romeros y fue testigo de la ofrenda del romero y el tradicional cambio de varas entre hermanos mayores.
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