Tras un leve retraso en la salida de la comitiva desde la carretera, caballos, charretes, carriolas y tractores iniciaban su caminar hacia el paraje conocido como “Pino Cáceres”, a unos seis kilómetros del casco urbano.
Durante el pasillo matinal por la localidad, devotos y rocianeros se echaron a la calle para acompañar, guiados por el Niño del Romero, al Estandarte portado en la carreta tirada por bueyes, como viene siendo habitual desde hace casi 40 años. Ofrendas florales y momentos emotivos vividos en diversas paradas como la realizada ante la ermita de Nuestra Señora del Socorro, donde se rezó la Salve a la patrona. Los mayores de la residencia también esperaron con entusiasmo a la comitiva en la calle Cabreros, dónde se realizó una breve parada. Acompañados por la Agrupación onubense “Cristo del Amor”, los peroleros partían desde los “Cuatro Caminillos” hacia el campo.
En la noche, tras el breve recorrido por la localidad, la carreta, exornada de forma exquisita, destacando los detalles frutales, una vez en la puerta de la capilla despidió a todos los romeros y fue testigo de la ofrenda del romero y el tradicional cambio de varas entre hermanos mayores.
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